Una
habitación oscura. Un hombre contempla la insólita imagen que ha aparecido
frente a él de la nada: un bello ser enigmático sumergido en un enorme
recipiente cristalino le observa, se comunica con él mentalmente y le ofrece un
extraño viaje cuya finalidad sólo descubrirá en el desenlace.
El
protagonista se ve involucrado en una cadena de acontecimientos insólitos sin
darse cuenta de que está viniendo una experiencia trascendental.
En
LPA, la situación que se plantea queda abierta a la posibilidad.
La
incomprensión mantiene al personaje en una situación tensa, de lucha, donde
todo a su alrededor le ofrece estímulos a los que debe responder para conseguir
un objetivo que desconoce.
Para
alcanzar ese fin, primero debe adivinar qué sucede. Se plantea la distinción
entre la realidad, el sueño y la fantasía, pero también otras posibilidades
como la existencia de universos paralelos y otras dimensiones.
En
infinidad de ocasiones nos dejamos seducir por el pensamiento erróneo hacia un
lugar incierto donde nos sentimos inseguros, cayendo en una trampa circular
donde la duda y el miedo ocupan un lugar privilegiado.
El
ser humano posee la poderosa arma del pensamiento pero realmente no sabe
sacarle partido. Esta facultad está alojada en un órgano tan potente como el cerebro,
que en perfecta armonía con el resto de nuestros órganos nos permiten
sobrevivir en un entorno que conocemos mediante los sentidos limitados. Todo
ello, unido a que aún no tenemos claro de dónde venimos, cómo se originó el Universo
“conocido”, qué es el tiempo y, sobre todo, que no somos conscientes de que
somos una mota de polvo en el espacio infinito, mantiene un eterno interrogante
abierto que muchas veces nos hace vivir la vida con incertidumbre.
Hoy
en día parece que hemos perdido la perspectiva, se ha modificado nuestra forma
de ver el mundo y a veces no somos conscientes del milagro de la vida, teniendo
en cuenta nuestra complejidad. Si nos detuviéramos a pensar un segundo que
realmente habitamos un planeta que nos ofrece las condiciones idóneas para
nuestra supervivencia, en un Universo del que conocemos muy poco, entonces
seríamos capaces de relativizar nuestra circunstancia personal, ya que ahí es
donde comprenderíamos nuestra vulnerabilidad, de forma que nuestros pequeños
problemas quedarían en un segundo plano,
incluso entenderíamos que la muerte forma parte de la vida. Sería tan
perturbador pensar que nos puede atropellar un vehículo al cruzar la calle como
en la posibilidad de la colisión de un asteroide de enormes dimensiones con el
planeta Tierra, algo que nos haría comprender que en realidad es inútil querer
tenerlo todo controlado en nuestras vidas. Pero también nos serviría para
entender la oportunidad que se nos ha concedido como seres vivos con excelentes
capacidades.
La Princesa Acuática es un texto inclasificable, pero, tanto por
la forma como por el argumento decidí incluirla en el género de la micronovela.
Es un texto abstracto, abierto a la reflexión sobre uno mismo y el entorno que
le rodea. El objetivo es completamente personal, íntimo, y la conclusión puede
ser diferente para ti, o para ti… Se plantea un viaje interior a través del
personaje y su circunstancia donde el lector que se sumerge obtiene su propia deducción.
SI TE
INTERESA ACERCARTE A TU PROPIA REALIDAD…
La
literatura está llena de viajes. Los escritores y artistas tenemos una especial
predilección en relación a las historias en tránsito. El hombre siempre se ha
interesado por el trayecto, ya sea como fuente de conocimiento y experiencia, o
teniendo en cuenta que una las cuestiones que ocupan la mayoría de nuestro
tiempo mental son los eternos interrogantes filosóficos acerca de quiénes
somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.
La
vida y la muerte son dos aspectos fundamentales de nuestra existencia, sin
embargo, el ser humano continúa desde el inicio de los tiempos intentando darles
respuesta.
La
magia y las religiones han tenido un papel fundamental a la hora de
reconfortarle, intentando ofrecer respuestas factibles en el orden espiritual.
La cultura faraónica egipcia fundamentó su mística en torno al viaje de las
almas hacia la vida eterna; la cultura clásica desarrolló la figura de Caronte
y su barca como medios de transporte de las almas hacia la otra orilla; El Libro de los Muertos Tibetano se ocupa del
tránsito del espíritu del difunto desde que muere ofreciendo al alma un guía
para no sucumbir a los estímulos erróneos y alcanzar la liberación del Nirvana.
Escritores
como Lewis Carrol en “Alicia en el país de las maravillas”, Saitn Exuperri en
“El Principito”, Coelho en “El Alquimista” o Xavier de Tusalle en “Todos buscan
desde siempre al rey” se estimulan con una creación literaria en la que el
personaje se ve abocado a la búsqueda para la consecución de un fin que no es
otro que el acercamiento a la “realidad” mediante el conocimiento, la
superación personal y, consecuentemente, la espiritual.
La
sociedad de hoy en día quizá, a mi modo de ver, haya perdido parte de la fuerza
y el sustento espiritual que le otorgaba la metáfora mística. Por ello, empecé
a plantearme si la ciencia no sería capaz de ofrecer otras posibilidades
espirituales, por extraño que parezca. Teorías del origen del universo, otras
dimensiones, otros universos, agujeros negros… Tal vez en el ejemplo universal
podríamos ser capaces de observar que somos tan insignificantes como un granito
de arena en el desierto y con ello aprender a relativizar, por un lado, y a dar
valor, por otro, a nuestra existencia, teniendo en cuenta que tenemos un arma
muy poderosa, la mente, y otras que nos hacen más agradable y comprensible el
entorno, los sentidos, y que, indudablemente, nos ayudan a percibir el mundo de
una forma mucho más amable.
Sin
embargo, hay que ser consciente de ello. Si no es así, nuestras dos armas más
poderosas podrían encaminarnos hacia el desastre.
El desconocimiento de la
“realidad” es, quizá, uno de los aspectos que más inquieta al ser humano.
Tu
pensamiento y tu actitud pueden cambiar el mundo. Sólo tienes que ser
consciente de ello.
LAS
CLAVES DE LPA…
Está
concebida para leer en un breve espacio de tiempo. Ideal para viajes en tren o
en avión, para leerlo del tirón y obtener una impresión global rápida.
El
personaje inicia un viaje que puede ser onírico, ebrio, narcotizado,
psicopático, real. La realidad únicamente puede proceder de su interior, porque
todo lo demás es engañoso.
Ahí
entramos en el plano de los sentidos y del pensamiento.
Los
sentidos nos hacen relacionarnos con el entorno mediante nuestros órganos,
adaptados para cada una de sus funciones, pero nuestra mente muchas veces va
por otro camino: cuando nos dejamos llevar por estímulos erróneos.
La
clave está en las palabras de La Princesa
Acuática y, sobre todo en la frase que le repite 3 veces:
Soy
una invención de tu mente y he venido a liberarte.